Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
En Ráfagas al atardecer, Mn. Lluís Raventós ha recogido e ilustradocincuenta imágenes gráficas utilizadas por san Josemaría y las hadenominado ráfagas, q
info
En Ráfagas al atardecer, Mn. Lluís Raventós ha recogido e ilustradocincuenta imágenes gráficas utilizadas por san Josemaría y las hadenominado ráfagas, que en una de sus acepciones significa «porcióniluminada repentinamente en medio de un espacio oscuro».El autor, con acierto y buen humor, había ilustrado ya las Parábolasdel Evangelio y un álbum de prácticas de vida cristiana titulado Trazo a trazo. Ahora con las Ráfagas al atardecer nos invita a disfrutaradentrándonos en las profundidades de la vida interior.Su dibujo es muy fresco y las historias son muy comprensibles.Realmente esto es un don. Entra por los ojos y va directamente alcorazón. Y a la cabeza.Merche Crespo Palau, redactora en Aleteia