Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
La constatación de un creciente cansancio de muchos evangelizadores y de la ineficacia de tantos proyectos pastorales ha llevado al autor a preguntarse: ¿Qué
info
La constatación de un creciente cansancio de muchos evangelizadores y de la ineficacia de tantos proyectos pastorales ha llevado al autor a preguntarse: ¿Qué está fallando hoy en la evangelización? La respuesta sería doble: los apóstoles hoy no viven su misión como gracia inmerecida ni la realizan con pasión y radicalidad.
El seguimiento de Jesús, para que germine de verdad y dé fruto, tiene que aceptarse como don y ejercerse con exclusividad. No somos eficaces por las buenas técnicas que empleamos ni por la permanente actividad que nos caracteriza. Seremos eficaces, cuando testimoniemos que nuestra vida de discípulos y misión de evangelizadores son don que agradecer y que desarrollar en constante radicalidad.
Quienes dejaron todo -familia (Mc 1,19-20), profesión (Mc 2,14), e incluso, al antiguo maestro (Jn 1,35-42)- para, en permanente régimen de convivencia, compartir vida itinerante y asumir la causa de Jesús, iniciaron una relación muy estrecha con él convirtiéndose en sus discípulos. Una decisión así solo puede ser consecuencia de una seducción. Los discípulos siguieron a Jesús porque antes habían sido cautivados por él.