Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Con la pandemia de la COVID 19, nuestra sociedad ha experimentado, repentinamente, la presencia cotidiana de la muerte, signo claro de nuestra fragilidad humana
info
Con la pandemia de la COVID 19, nuestra sociedad ha experimentado, repentinamente, la presencia cotidiana de la muerte, signo claro de nuestra fragilidad humana. También ha dejado ver la importancia de los ritos de despedida, sobre todo, porque durante la pandemia no siempre se pudieron realizar. Para Christian de Cacqueray, este libro es una oportunidad para volver personalmente sobre lo que significa «vivir como un mortal». Lo hace gracias a su experiencia de acompañante de rituales de despedida, pero también releyendo los duelos que, como a tantos otros, han marcado su vida. Lejos de querer huir o ignorar nuestra finitud, se trata de medir toda su densidad, sin negar la parte de sufrimiento o de rebeldía que implica. Alimentado cada día por el Evangelio, sostenido por la práctica de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio, el autor invita a no temer a la muerte, sino a ver en este tránsito una apertura hacia la vida. Como una llamada a «la urgencia de vivir».